Había una vez un maestro oriental que vio cómo un alacrán
se estaba ahogando. Decidió sacar al animalito del agua, pero cuando lo hizo,
el alacrán lo picó. Ante el dolor lo soltó, por lo que el animal de nuevo se
estaba ahogando... entonces intentó sacarlo y otra vez lo volvió a picar. La
escena se repitió varias veces:
Sacarlo del agua, ser picado y soltarlo.
Alguien que observaba, le dijo: "¡Cómo es de terco!
¿No entiende que cada vez que lo saque del agua lo va a picar?". Entonces
el maestro oriental le respondió:
"La naturaleza del alacrán, que es picar... no va a
cambiar mi naturaleza, que es ayudar".
¿Cuál es tu naturaleza?
Fábula
de autor desconocido
La fragilidad humana es desconcertante, es posible que
ello haga que nuestro deseo de servir se vea arrastrado a la frustración y
muchas veces al enojo. Seguramente hemos tenido la experiencia de dar con
generosidad y empeño y muchas veces hemos sentido que a cambio se nos devuelve
dolor e ingratitud. Sin ignorar los límites que traza la justicia, es
importante que nuestro ánimo no se vuelva árido, que nuestro deseo de servir y
de ofrecer ayuda nunca se agote, dejar que esto ocurra, permitir que el amor se
muera en la entrega de cada día, hace que la debilidad humana sea insoportable
y nuestro entorno invivible, hace falta personas que sigan sirviendo y amando
sin dejarse morir en su corazón.
Pbro. Carlos Alberto Monsalve
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