“Dios no se queda jamás
en las apariencias, llega al corazón del hombre” – Papa Francisco
VATICANO, 19
Ene. 16 / 05:54 am (ACI).- En la Misa que se celebró hoy en la capilla de la
Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que Dios ve más allá de las
apariencias y que “no existe santo sin pasado ni pecador sin futuro”.
El Papa
comentó la primera lectura de la liturgia del día que narra la elección de
David por parte del profeta Samuel. Una elección lejos de los criterios del
hombre porque “el Señor ve el corazón”, dijo.
“He estado
leyendo esta vida (la de David) de un niño, un niño no, era un joven, de un
joven a un anciano, que ha hecho muchas cosas buenas y otras no tan buenas, y
pienso que en el camino cristiano, en el camino que el Señor nos ha enviado a
hacer, me viene pensar que no hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro”.
El Pontífice
explicó en la homilía que “muchas veces somos esclavos de las apariencias,
esclavos de las cosas que ‘parecen’ y nos dejamos llevar por estas cosas: ‘Pero
esto parece…’ Pero el Señor sabe la verdad”.
“Y así es
esta historia (la de David). Pasan los siete hijos de Jesé y el Señor no elige
a ninguno, los deja pasar. Samuel se encuentra un poco en dificultad y dice al
padre: ‘¿Ni siquiera él, Señor, ha elegido?’. ‘¿Están aquí todos los jóvenes,
los siete?’, indicó. ‘Pero, sí, hay uno más, el pequeño, que no cuenta, que
ahora estás pastoreando el rebaño’. A los ojos de los hombres este jovencito no
contaba”, expresó el Papa.
Entonces, el
Señor lo elige y ordena a Samuel que lo unja. Así, el Espíritu del Señor
“irrumpe en David”. Desde ese día en adelante, “toda la vida de David fue la
vida de un hombre ungido por el Señor, elegido por el Señor”.
“Entonces,
¿el Señor lo hizo Santo?”, se preguntó Francisco. “El Rey David es el Santo Rey
David, esto es verdad, pero Santo después de una larga vida”, con muchos
pecados.
“Santo y
pecador. Un hombre que ha sabido unir el Reino, ha sabido guiar al pueblo de
Israel. Pero tenía sus tentaciones… tenía sus pecados: fue también un asesino”,
recordó.
“¿Pero el
Santo Rey David asesinó?”. “Cuando Dios envió al profeta Natán –continuó– para
hacerle ver esta realidad, porque él no estaba de acuerdo en la barbarie que
había ordenado, reconoció que ‘he pecado’ y pidió perdón”.
El Santo
Padre continuó hablando de la historia y apuntó que David “sufrió en su propia
carne la traición del hijo, pero nunca usó a Dios para vencer una causa
propia”.
David también
fue magnánimo porque pudo asesinar a Saúl, “pero no lo hizo”. “A mí –confió el
Papa– me conmueve la vida de este hombre”.
“Todos
nosotros hemos sido elegidos por el Señor a través del Bautismo, para estar en
su Pueblo, para ser Santos: hemos sido consagrados por el Señor, en este camino
de la santidad”, concluyó.
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