A propósito de la higiene de manos
Son muchas las
razones para hablar sobre la importancia de una adecuada higiene de manos. En
nuestro lugar de trabajo vale la pena recordar que la higiene de manos es una
medida que salva vidas y hace parte
fundamental en la lucha contra la
resistencia a los antibióticos.
La falta del
cumplimiento es un problema mundial y nos incluye como Institución. Los índices
de cumplimiento son insuficientes o muy bajos en países en vía de desarrollo y
desarrollados. Los estudios evidencian una relación temporal entre las
prácticas mejoradas de higiene de manos y los índices reducidos de transmisión
cruzada e infecciones.
Siempre pensado en
hacer las cosas mejor, el fortalecimiento de los programas específicos para la
higiene de manos es la base de las intervenciones al interactuar con los
pacientes y realizar procedimientos, es un indicador de calidad que destaca la
seguridad de los sistemas de salud.
Previene infecciones
asociadas a la atención en salud (IAAS), es una medida de bajo costo y puede prevenir millones de muertes cada año.
Las IAAS aumentan la morbilidad, prolongan la estancia hospitalaria, inducen
discapacidad, mayor resistencia a los antimicrobianos y aumentan los costos a
los pacientes y sus familias.
Es fundamental
recordar que los patógenos pueden
provenir no solo de heridas infectadas sino también de áreas colonizadas,
frecuentemente de la piel normal e
intacta del paciente. Luego del contacto con pacientes o el entorno, estos
pueden sobrevivir en las manos por 2 y hasta 60 minutos. Ante la falta de
higiene, mayor es el grado de contaminación, es frecuente olvidar que el uso de
guantes no excluye la necesidad de limpiarse las manos.
En la Clinica
Universitaria Bolivariana estamos comprometidos con la estrategia multimodal de higiene de manos, que incluye educación al
personal, vigilancia y retroalimentación, recordatorios en el lugar de trabajo,
clima de seguridad institucional, mejoramiento en la disponibilidad de insumos
(jabón, dispensadores de alcohol, lavamanos con sensor).
De manera práctica
hay cinco momentos en los que no debemos
olvidar la higiene de manos: antes de tocar al paciente, antes de realizar una
tarea limpia/aséptica (como cepillar los dientes del paciente o insertar un
dispositivo médico), después de exponerse a líquidos corporales (por ejemplo, al
tener contacto con mucosas o retirar pañales), después de tocar al paciente (al
tomar el pulso o instalar una cánula de oxigeno), después del contacto con el
entorno del paciente.
Paul Cardona Montoya
Médico Unidad de
Epidemiología, CUB
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