"Una vez más estamos en adviento, ese tiempo que
destina la Iglesia para que los cristianos nos preparemos para la venida del
Señor, que vino hace ya veintiún siglos, en Belén, y que sigue viniendo cada
día, a cada momento, en la vida cotidiana, para ti y para mí.
Hay una bella costumbre entre los alemanes
católicos que consiste en que cuando comienza el camino hacia la Navidad ponen
las figuras centrales del pesebre en las casas, pero sin el Niño Jesús, y cada
día se esfuerzan por hacer mejor la oración, por hacer una revisión de vida más
cuidadosa, por trabajar más responsablemente y practicar alguna obra de
caridad, y cada día cada uno de los miembros de la familia va poniendo un
copito de algodón, a manera de nieve, en el pesebre, y poco a poco van
introduciendo los demás personajes, las casitas y los animales, de manera que
cuando llegue el día de Navidad el Niño Dios lo encuentre todo bien dispuesto.
Como puede verse, este es un hermoso signo de la
preparación espiritual de quienes esperan acoger al Señor en su corazón. Así
que, en estos días en los que tantas personas se agitan y no solo gastan sino
que se desgastan, aprovechemos nosotros para pasar algunos ratos con el Señor;
aquietémonos y procuremos estar en silencio, para revisar la vida, para dar
gracias, para planear el año próximo y ponerlo en manos del Señor. Hacer ese
ejercicio vale la pena porque conduce a la auténtica alegría.
No dejemos pasar esta oportunidad, simplifiquemos
las cosas, recuperemos lo elemental, dediquémosle tiempo a lo esencial. En este
tiempo en el que damos tantos regalos, regalémonos momentos de sosiego para
recibir al Niño Jesús que viene para nosotros y para poder encontrarnos de
verdad con los demás.
Ojalá que disfrutemos las fiestas de Navidad con
nuestros familiares y amigos y que el próximo año continuemos sirviendo con
ánimos renovados. ¡Feliz Navidad!". Luis Fernando Fernández Ochoa
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