La
vocación
La vocación es el regalo mayor que Dios ha podido
depositar en tu alma. Te diste cuenta de que la tenías a temprana edad, y no
has dudado de ella en ningún momento.
Si es el mayor regalo, eres uno de los afortunados; y,
dentro de los afortunados, debes agradecer el don de la perseverancia hasta el
día de hoy. Muchos que, como tú, recibieron el máximo don, ya no lo tienen;
muchos felices de otros tiempos yacen por ahí arrumbados en el montón de los
infelices; tú podrías ser uno de ellos; no eres mejor que muchos de los que ya
se marcharon.
Aquí estás y aquí sigues , porque Dios ha querido
ofrecerte un tramo más grande de misericordia; aquí estás sólo por la bondad de
Alguien, no por mérito tuyo; aquí estás para agradecer por el resto de tus días
la misericordia sin fin de tu Redentor.
Señor, a los que siguen en pie otórgales la perseverancia hasta el final;
para aquellos, misericordia. No supieron lo que hicieron, como tampoco sabemos
nosotros lo que hacemos, cuantas veces ponemos en grave peligro el don más
grande, más maravilloso que nos diste.
Autor: Padre Mariano de Blas, L.C
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