Una
grieta en la muralla
El
corazón ha levantado murallas y barreras. ¿Hay espacios para la esperanza? ¿Es
posible una brecha para el cambio?
Por:
P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
El
corazón ha levantado murallas y barreras. No desea ayudas, ni consejos, ni
consuelos. La pena dejó tapiadas puertas y ventanas. Un conocido, un familiar,
un amigo, han cerrado su alma con candado.
¿Hay
espacios para la esperanza? ¿Es posible una brecha para el cambio? Dios mismo
se detiene ante las puertas del castillo. No puede forzar a quien no desea
recibir caricias ni socorros.
Solo
queda esperar. Quizá algún día descubramos una grieta en la muralla, un espacio
que permita una pequeña transfusión de aire nuevo, una fisura que abra
oportunidades para empezar un proceso de escucha.
Si
el corazón rompe sus miedos, sus soberbias, sus rencores, sus amarguras, será
posible empezar un camino de curación interior. Si, además, el alma inicia a
escuchar a Dios que habla de mil modos, también desde familiares y amigos
buenos, comenzará el milagro de una sanación profunda.
Vivimos
en un mundo donde tantos hombres y mujeres necesitan ayuda y no la buscan, o no
saben cómo acogerla. En este mundo las grietas sanas abren espacios a cambios
buenos, porque Dios transforma a quienes dejan rendijas abiertas a sus gracias.
Seguramente
hoy se ha abierto una grieta en la muralla de un alma. La ayuda llega. La mente
respira aires nuevos. El corazón siente un bálsamo de ternura. La misericordia
invita al arrepentimiento. Alguien llora sus pecados y reconoce que existe un
Padre bueno que nos ama sin límites...
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