martes, 19 de abril de 2016

Innovación para el alma - Abril 19

SOLEDAD

“Jesús, sintiendo lástima del leproso, extendió la mano y
lo tocó diciendo: Quiero: queda limpio”. San Marcos, cap.1.
Este   hombre estaba apartado de la sociedad, excluido
y marginado. En Jesús se  despierta una profunda
compasión no sólo por el sufrimiento físico del enfermo
sino también por su situación moral, consecuencia de
su propia enfermedad. Ante las palabras de Jesús: 
“quiero, queda limpio”, se produce la curación. Y ella
atiende a lo físico, pero también al  aspecto moral, quizá
el más doloroso.

Las enfermedades del alma pueden ser más dolorosas que
las físicas y la soledad es la mayor de las miserias.  Más que
nuestra ayuda, los demás necesitan es de nuestro amor. Para
un enfermo, la compañía sonriente es la mejor de las medicinas.
Para un viejo no hay ayuda como un rato de conversación sin
prisas y un poco de comprensión de sus todas sus historias.
Muchos necesitan más  de  nuestro cariño que de nuestra
limosna. Y, asombrosamente, la sonrisa -que es la menos
costosa de las ayudas- es la que más poco damos.

Es mucho más fácil dar cien pesos a un pobre que dárselos
con amor. Y es más sencillo comprarle un regalo al abuelo
que ofrecerle media hora de amistad. A veces damos dinero
por quitarnos de encima a la gente, por dejar tranquila nuestra
conciencia.  Dar sin amor es ofender. Lo decía con palabras
tremendas, San Vicente de Paúl: «Recuerda que te será
necesario mucho amor para que los pobres te perdonen el pan
que les llevas.


Autor: P. Alexander Pareja Botero

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