¡Cristo ha resucitado aleluya!
En
esta semana, la liturgia hace resonar el anuncio de la Resurrección proclamada
el pasado Domingo: ‘¡Cristo ha resucitado aleluya!’. En el pasaje evangélico podemos
percibir el eco de las palabras que el Ángel dirigió a las mujeres que
acudieron al sepulcro: «Vayan en seguida a decir a sus discípulos: ‘Ha
resucitado de entre los muertos’» (Mt 28,7).
Sentimos
como dirigida también a nosotros esa invitación a ir enseguida a anunciar a los
hombres y a las mujeres de nuestro tiempo este mensaje de alegría y de
esperanza. ¡De esperanza, de esperanza cierta, porque desde cuando, en la
aurora del tercer día, Jesús crucificado ha resucitado, la última palabra ya no
la tiene la muerte, sino la vida! ¡Y ésta es nuestra certeza. La última palabra
ya no es sepulcro, no es la muerte, es la vida! Por ello repetimos tanto:
‘¡Cristo ha resucitado!’. Porque en Él el sepulcro ha sido derrotado, ha nacido
la vida.
Que
la virgen María, testigo silenciosa de la muerte y resurrección de su hijo
Jesús, nos ayude a ser signos límpidos de Cristo resucitado entre las
vicisitudes del mundo, para que cuantos están en la tribulación y en las
dificultades no permanezcan víctimas del pesimismo, y de nuestra derrota, de la
resignación, sino que encuentren en nosotros a tantos hermanos y hermanas que
ofrecen su apoyo y consolación. Que nuestra madre nos ayude a creer firmemente
en la resurrección de Jesús: Jesús ha resucitado, está vivo aquí, entre
nosotros y esto es un admirable misterio de salvación, y con la capacidad de
transformar los corazones y la vida e interceda en especial por las comunidades
cristianas perseguidas y oprimidas, que están hoy en tantas partes del mundo
llamadas y un testimonio más difícil y valiente.
Papa
Francisco
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