¿Eres de los
que piensa que el trabajo no te deja punto de respiro? Lee esto...
- Comienza bien el día. Tu jornada podría comenzar con una estampida y no acabar hasta que caigas, colapsado, en la cama. Pon tú mismo un comienzo en el curso correcto del día comenzándolo con una lectura espiritual al lado del plato de cereal.
- Pon
una alarma. Usas
la alarma del reloj para despertar. Algunos la usan para detenerse a
intervalos del día y ponerse de pie o estirar un poco las piernas. ¿Por
qué no hacer lo mismo con la salud espiritual que con la salud física? Pon
alarmas a lo largo del día para que te recuerden rezar, hablar con Dios,
aunque sean pocas palabras.
- Utiliza
tu viaje. Habla
con Dios en el coche. Si puedes platicar con un acompañante mientras
conduces, ¿por qué no podrías hacerlo con Dios? Si vas en un transporte
público, tienes la oportunidad para establecer una conversación silenciosa
con tu salvador.
- Toma
ventaja del audio. Puedes
usar el aparato de audio para escuchar la narración de la Biblia o el
devocional cotidiano. Enciéndelo mientras haces ejercicio, lavas los
platos o tomas un baño. Llena tus oídos con el sonido de la Palabra de
Dios.
- Abre
tu correo electrónico. Muchos
sitios web ofrecen el servicio (gratuito) de enviarte un correo diario que
contiene una meditación, la historia de un santo, oraciones o el texto de
las lecturas de la Misa de ese día. Aprovecha la tecnología y en lugar de
que te distraiga, te ponga en alerta para orar.
- Usa
la pausa del refrigerio. El
tiempo que en algunos trabajos dan para tomar un pequeño refrigerio puede
ser tiempo oportuno para comer mientras se leen las lecturas del día, se
escucha algún podcast católico o se ve un video online. Ten la Biblia o un
libro religioso en tu escritorio y sácalo al principio de cada refrigerio.
- Coloca
tu Biblia en la mesita de noche. Para
alcanzarla como primera acción de la mañana o justo antes de ir a la cama
por la noche. No para leerla completa, sino para elegir un capítulo o un
versículo en el cual se pueda meditar a lo largo de la jornada (o te
acompañe en el sueño).
- Crea
una asociación mental. Coloca
una hojita engomada en el espejo del cuarto de baño para que te recuerde
orar cada vez que te laves los dientes. Pon una señal al principio de las
escaleras de tu casa animándote a orar mientras subes las escaleras. Muy
pronto establecerás el hábito de la oración.
- Quédate
cinco minutos después de la Misa. Si
no tienes el tiempo o la oportunidad de hacer un viaje especial para la
adoración eucarística, date el tiempo de adorar al Santísimo Sacramento
cuando haya concluido la Eucaristía. Además de evitar el tráfico del
estacionamiento, saldrás fortificado antes de volver al mundo.
- Haz
una cita con Dios. A
veces estamos tan ocupados que necesitamos hacer cita con nuestra esposa o
nuestro esposo, o reunirnos con nuestros seres queridos. Nuestra relación
con Dios es preciosa, también. Si no hay algo parecido al “tiempo libre”
en tu vida, haz una nueva cita, ahora con Dios. Haz un hueco para la
oración diaria, la adoración semanal, el estudio mensual de la Biblia…,
cualquier acción que tú puedas hacer.
- Reza
antes de las comidas. Siempre hay tiempo para
agradecer. Antes de comenzar a comer, en casa o fuera, haz una pausa para
agradecerle a Dios sus muchas bendiciones y ofrecerle una oración por
aquellos que pasan necesidad.
- Hazlo
un asunto de familia. Sienta
a tu familia alrededor de una mesa y lee un pequeño fragmento devocional
después de cada cena o de la comida del domingo. Arrodíllate junto con los
demás para las oraciones de la noche. Establece una rotación diaria para
que cada miembro de familia diga una intención de la oración.
- Crea
tradiciones alrededor de la vida de oración. Celebra
el día del santo patrono de la familia o de los miembros de la familia con
una oración de intercesión. Enciende velas de adviento con una pequeña
oración. Pon un recipiente con agua bendita en la puerta de entrada, para
que los miembros de la familia la tomen cuando entren o salgan de casa.
- Reza
en el camino. Por
ejemplo, reza por las benditas ánimas del Purgatorio cuando pases frente a
un cementerio. Considera el bien que puedes hacer a tus hermanos y
hermanas que están esperando entrar al Cielo. O recuerda orar tú mismo
cuando pases junto a una iglesia.
- Di
una oración matutina de ofrecimiento. Pliega
tus actividades diarias a la Voluntad de Dios, en tus propias palabras. O
memoriza una oración de ofrecimiento del día para dedicarle a Jesús tus
intenciones, la salvación de las almas, la reunificación de los cristianos
o cualquier otro propósito de acuerdo a tu experiencia.
- Ofrécelo
a lo alto. A
veces, la vida nos toma en sus manos y nos lleva por caminos que debemos
andar. Ofrecerlos a lo alto, incluso las pequeñas frustraciones, hacen una
oración.
- Escoge
una estampa de oración. Las
estampas de oración no solamente se necesitan en el funeral de un amigo o
de un ser querido. Tener en la cartera algunas de estas cartulinas
pequeñas de santos a los que te sientas cercano, o que son patronos de
alguna causa, o queridos por tu familia, te da la oportunidad de rezar
mientras hacen la cola para pagar en el supermercado o cuando te detienes
en la luz roja del semáforo.
- Ten
cercanas oraciones ya hechas. Muchas
veces nuestra mente no es capaz de elaborar pensamientos dirigidos a Dios.
Usa, entonces, un libro de oraciones y elige la que esté de acuerdo a tu
humor o a tu necesidad espiritual. Ora por el estrés, el miedo, la
angustia, el dolor que parecería estar atrapando tu mente. Aprovecha las
palabras que otros han elaborado para guiar tu conversación con Dios.
- Toma
un paseo. Aun
cuando estés dando una vuelta al perímetro de tu casa, con el monitor de
llanto del bebé en la mano, crea algo de silencio para darle tiempo a Dios
y ponerte en su presencia; en la presencia de su creación. Deja que Él te
hable al corazón y comparte tus pensamientos con Él.
- Cambia
tu tono. ¿Cantas
en la bañera o cuando lavas platos en la cocina? En lugar de tararear los
últimos éxitos, canta un himno o una canción religiosa. Si no sabes
ninguna, prueba las canciones navideñas, sin importar si es verano. Cantar
la gloria de la Navidad, nunca esta fuera de temporada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario