A los que viven y
mueren llevando el Santo Escapulario.
El Santo
Escapulario es el gran don que María, omnipotente ante su Hijo Dios, toda
corazón para con sus hijos, los hombres tesorera de todas las gracias, nos
trajo del cielo, haciéndonos en él las más preciosas promesas que pudiéramos
desear. Muy bien ha sido llamado el SACRAMENTO DE MARÍA.
"La creencia
general del mundo católico, dice el sabio jesuita P. Clarke, la promulgación de
la Iglesia doncente, la aceptación de la iglesia discente, o sea, los fieles,
nada falta de lo que puede probar el origen sobrenatural del Escapulario".
"Su misma
nobleza de origen, decía el Papa León XIII, su venerada antigüedad, su
extraordinaria propagación, así como los saludables efectos de piedad por él
obtenidos, y los insignes milagros obrados por su virtud, lo recomiendan con el
mayor encarecimiento". A él ha vinculado la Virgen dos maravillosas
promesas:
Primera
promesa
Es la gran
promesa, el privilegio de preservación o exención del infierno para cuantos
mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano. Orando con fervor a la Virgen
S. Simón Stock, General de la Orden Carmelitana, apareciósele circundada de
ángeles la Stma. Virgen (15 de Julio de 1251) y entregándole, como prenda de su
amor maternal y de ilimitado poder, el Santo Escapulario, prometióle que
cuantos murieren revestidos de él no se condenarían. Las palabras de la Virgen
fueron éstas: "El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del
infierno".
Segunda
promesa
Estando orando el
Papa Juan XXIII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le
prometió sacar el purgatorio del sábado después de la muerte al que muriese con
el Escapulario. María dijo al Papa: "Yo Madre de misericordia, libraré del
purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos
hubieses vestido mi Escapulario".
Tal es el
privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus
cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula
Sabatina (3 de Marzo de 1322) aprobada después por más de veinte Sumos
Pontifices.
Por él, el Sábado
siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas, o como lo interpreta la
iglesia, cuanto antes, pero especialmente el sábado, según declaración del
Paulo V, la Virgen del Carmen, con cariño maternal, los libra de la cárcel
expiatoria y los introduce en el Paraíso. El Papa Paulo V expidió el 20 de
enero de 1613 el Sgte. Decreto:
"Permítase a
los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer
que la Bienaventurada Virgen María con sus intececiones continuas, piadosas
sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte,
principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que
llevaren el habito carmelitano".
Condiciones
para ganar estos privilegios
Para merecer la
primera Promesa de la perseverancia final, se requiere haber recibido el
Escapulario de manos de sacerdote, llevarlo siempre puesto, especialmente en la
hora de la muerte, e inscribir el nombre en el libro de la cofradía.
Para ganar la
segunda Promesa, el privilegio Sabatino, sobre los tres requisitos anteriores,
se exige guardar castidad, según el propio estado, rezar siete padrenuestros, 7
avemarías y 7 glorias.
Guardar
abstinencia (si pueden hacerlo) los miércoles y los sábados; esta obligación
puede un confesor conmunitarla por otros rezos.
Significado del Escapulario
Al vestir el escapulario, y durante toda la vida, es muy importante que sepamos apreciar su profundo y rico significado, como pertenencia a una Orden, a la del Carmen, con obligación de vivir según su rica espiritualidad y su propio carisma. Quien viste el escapulario debe procurar tener siempre presente a la Santísima Virgen y tratar de copiar sus virtudes, su vida y obrar como Ella, María, obró, según sus palabras: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".
Al vestir el escapulario, y durante toda la vida, es muy importante que sepamos apreciar su profundo y rico significado, como pertenencia a una Orden, a la del Carmen, con obligación de vivir según su rica espiritualidad y su propio carisma. Quien viste el escapulario debe procurar tener siempre presente a la Santísima Virgen y tratar de copiar sus virtudes, su vida y obrar como Ella, María, obró, según sus palabras: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".
El escapulario
del Carmen es un MEMORIAL de todas las virtudes de María. Así lo recordaba a
todos: religiosos, terciarios, cofrades. "Que forman, por un especial
vínculo de amor, una misma familia de la Santísima Madre", el Papa Pío
XII, el 11.2.1950.
Reconozcan en
este memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad.
Vean, en la forma
sencilla de su hechura, un compendio de modestia y candor.
Vean, sobre todo,
en esta librea que visten ida y noche, significada, con simbolismo elocuente,
la oración con la cual invocan el auxilio divino.
Reconozcan, por
fin, en ella su consagración al Sacratismo Corazón de la Virgen Inmaculada, s
recientemente recomendada".
Cada escapulario
tiene sus privilegios o gracias particulares, pero todos pueden sustituirse por
la medalla-escapulario (cfr. Decreto de 16-XII-1910). Sería falta de fe en la
autoridad suprema del Vicario de Cristo que confiere a esta medalla tal
privilegio, creer que vale menos, para ganar las promesas, llevar la medalla
que los trozos de paño (aunque en determinados casos, por otras razones
externas de mayor visibilidad, etc., puede ser preferible el escapulario de
paño).
La
medalla-escapulario debe tener por una parte la imagen de Jesús con el Corazón,
y por la otra una imagen de la Virgen bajo cualquier advocación. Lo mismo que
los escapularios ha de estar bendecida por un sacerdote.
Es un gusto prestarle nuestros servicios.
Feliz y Santo día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario